Conversaciones con un perturbado

-Buenas noches Buenaventura.
-Buenas noches Buenaventura, ¿qué haces?
-Aquí, hablando conmigo mismo
-Bueno, pues nada pasaremos el rato. Antes de empezar… ¿perturbado?
-Sí. Es que normalmente hablo con mi coche, pero esta semana ha sido tan larga y tan extraña que casi no tengo ganas ni de coducir y he decidido responderme a mi mismo intentando buscar algo de luz y tranquilidad en mis agitados pensamientos.
-¿En Serio?
-Sí, te lo juro por los clavos de Cristo.
-Te creo. En otras ocasiones hubieses jurado por Le Mans o alguna cosa sagrada para ti.
-Ya ves… Estoy fatal.
-Pero, ¿qué te pasa?
-Que tengo ganas de mandar a mi cerebro de vacaciones y para ello tendría que hacerme una autoextracción, ya que no hay ningún médico que esté cuerdo que se preste a ello.