Una historia inventada

Dejo esta entrada por que la suele leer mucha gente, pero vaya desde aquí mi consejo, que no merece la pena pasarse las horas delante de un ordenador hablando con gente en cualquier parte del mundo y olvidarse de los que están en el salón. Yo no supe hacerlo bien y me alejé más de la cuenta. No merece la pena. Nadie te puede dar un abrazo.

Para los que no lo sepan, esto es una historia totalmente inventada y puede que nada de lo que aquí escribo corresponda a la realidad, ni personas, ni nombres, ni tiempos de viajes ni nada. Es algo totalmente libre. El nombre de los personajes es el de mis compañeros de juego.

Iluque dio un beso en la mejilla de su amante cuando todavía el sol no había salido. Él, dormido le preguntó como pudo que había decidido.

– Yo no he decidido, ha decidido mi corazón, respondió la bella andalusí

Cogió la chilaba y se ató como de costumbre la espada al cinto, montó a Sombragris y lo hizo galopar más rápido que nunca, debía estar en Al-Ándalus antes del amanecer. Directamente fue a la haima de Guadix, su amigo de la infancia, su consejero y su consuelo en los momentos malos que tanto él uno como la otra habían pasado a lo largo de su dilatada vida en la ciudad de la Mezquita.

Le dio una puntapié a la cama del viejo Guadix y tanto él como su acompañante despertaron de golpe

-¿Qué pasa Gitanilla?

– Ven rápido, tengo que hablar contigo.

– Voy, espera a que me vista,

– Vale, pero date prisa

Caminaron hasta la acacia que había cerca del Guadalquivir e Iluque mostró todo su bello rostro, sus ojos color miel enamoraron a más de un guerrero y a más de una concubina. Al verle el rostro completo, Guadix supo que era algo importante, así que directamente le invitó a que confesase todo.

– Empezaré por el principio, He luchado mucho, más que cualquier hombre, he sufrido mucho como cualquier mujer, he amado a pocos, quizás sólo al desaparecido Suleyman, pero creo que ha llegado mi oportunidad, tengo que seguir buscando mi sino, o mejor dicho, creo que ya lo he encontrado.

– El pagano ¿Verdad?

– Si, el pagano, pero no lo llames así, Sabes que me costó mucho aceptar un hombre a mi vera como él, por ser un poco salvaje, por no creer en Alá, pero dentro de toda su fiereza en el campo de batalla hay un corazón más grande que el mejor de los guerreros. Lo amo Guadix, lo amo, como jamás he amado a nadie.

– Lo sé gitanilla, lo sé, tus ojos radian ese gran amor que expresas, aunque me duela marcha a su lado.

– Es que no quiero irme.

– Iluque an Nur, si quieres irte, es más debes irte. No sólo yo conozco vuestro “seccreto” , todo Al-Ándalus sabe que te desisciste del harén, y que cada batalla tu lecho era compartido por el mismo hombre, eso te llena de felicidad a ti y a todos los que te queremos. Ve con él.

– Guadix, regresaré.

-Regresa cuando te lo mande el mismo órgano que te incita a abandonar este paraíso, pero antes deberías de despedirte de más personas. Yo te estaré esperando en la puerta norte al terminar la batalla de hoy.

-Gracias amigo,

Se abrazaron y las lágrimas rodaron por las mejillas de los dos amigos.

En el fragor de la batalla, como siempre se encontraba con Eowyn en primera línea y entre espadazo a cristiano y espadazo a algún que otro pagano mercenario, Iluque soltó a Eowyn una frase que le dolió más que cualquier herida del rival

-EOWYN, AMIGA, marcharé de Al-Ándalus al finalizar el día

-¿Qué?

-Saldré de las fronteras de Sierra Morena para buscar aquello que tanto anhelo y que sólo las mujeres sabemos.

-Sabía que tarde o temprano llegaría el día Amiga Nur. No importa que me digas quien es, está claro que ese pagano te ha conquistado como ningún otro hombre

Después de la trabajada victoria, como siempre Iluque fue al campamento de los heridos a curar y ayudar a quien lo necesitase, seguía demostrando que su sangre estaba hecha de otro material al resto de los mortales. Y mientras iba colocando una venda o limpiando un poco de sangre de algún guerrero, iba confirmando lo que ya todo el mundo sabía, y entre una lágrima y una sonrisa siempre respondía lo mismo. Sólo necesito conseguir aquello que ninguna batalla podrá darme jamás.

Jamás una batalla ganada fue tan triste para los andalusíes, algunos intentaban comparar la pérdida con la de Alwuasil, pero la propia Iluque mostró las diferencias, ella emprendía un viaje con un retorno, quizás no tan cercano como a unos les hubiese gustado, pero al fin y al cabo un retorno.

Ipsabam e Sir Manu, no bromeaban como siempre contado las extremidades cristianas que se traían de suvenir en cada batalla, ambos se miraron y no pudieron contener las lágrimas, esta situación provocó una simpática sonrisa en Nur, que se fundió con un abrazo a los dos guerreros, su tristeza se tornó en un torrente de agua salada salida de cada uno de los ojos de esos grandes personajes.

Llegó la hora señalada y junto a la puerta señalada se encontraba el inseparable amigo de Iluque An Nur, Guadix, esta vez con su chilaba y su turbante blancos como las nieves que cubrían Sierra Nevada, a lo lejos llegó un jinete vestido con ropas andrajosas y se paró delate del entristecido Guadix.

Hola Guadix, soy Nod.

– Salam Nod, sé quien eres, ya te lo dije una vez y hoy te lo repito te llevas lo mejor de Al-Ándalus, así que procura cuidarla, tiene mil defensores que darían su vida por ella.

-Lo sé, te juro por tu Dios y por mi espada que haré todo lo que esté en mi mano para hacerla feliz. Ahora sólo queremos alejarnos de tanta batalla y formar una familia completa, me voy haciendo mayor y no quiero que todo lo que he conseguido se lo lleve el primer ladronzuelo que pase por mi casa.

Iluque se acercó silenciosamente con el rostro destapado, besó a Nod en los labios y llorando con el rostro descubierto abrazó con fuerza y besó en la mejilla a Guadix.

-Iros ya, no hagáis que esto se alargue más, aquí teneis queso, pan, aceite y Nod, ponte esta ropas para pasar un poco más desapercibido.

Mientras que Nod se colocaba una chilaba nueva de color verde Iluque montó a Sombragris, se tapó el rostro, tendió la mano a su amigo y le dijo.

-Volveré, y volveré con más fuerza que nunca.

-Sé que lo harás, ahora ve y cumple tu destino,

-Adiós Gitanito

-Adiós Gitanilla.

Pasaron los meses y las noticias de Iluque y Nod iban llegando con cuentagotas, pero de manera casi periódica. Mientras tanto en Al-Ándalus…

La nieve ya cubría las altas cumbres de Sierra Nevada y un criado entregó a Guadix una nota remitida desde Córdoba, era el momento idóneo para partir. Se aprovisionó de víveres tanto para él como para mi cansado y viejo Renault 19, que ya iba pidiendo que Alá se acordase de él.

Debido a las últimas nevadas, el viento hacía que la temperatura fuese aún más baja y tanto Tanto el caballo como Guadix tuvieron que abrigarse bien durante los dos días de travesía entre las dos ciudades. Como siempre que volvía a sus quehaceres en Córdoba, hacía noche un una posada a las afueras de Alcalá Aben Zaide, “El Cascamorras” donde el posadero servía un buen vino acompañado de una buena dosis de discreción, evidentemente comprada por abundantes propinas y la gran cantidad de veces que veía amanecer un nuevo día en su mugriento establecimiento. Terminó de cenar y se dirigió a sus aposentos para comenzar la última oración del día cuando de pronto alguien tocó la puerta. Se extrañó mucho, ya que tenía dicho que nadie le molestase bajo ningún concepto, así que decidió no abrir. Pero la puerta seguia siendo golpeada y una voz conocida llamó en susurros.

-Abre, que soy yo, vengo a buscarte…

Thalión Al Rur era el hacedor de esos golpes, abrí la puerta y le dejé pasar, tomamos un poco de té y cuando se tranquilizó empezó a contarme los últimos acontecimientos ocurridos.

“Durante estos días que has estado ausente hemos tenido varios enfrentamientos con ordas cristianas, ninguna digna de mención, como siempre estos bárbaros se atreven a presentarse en nuestras murallas sin orden ni concierto, acompañados por varios paganos bien remunerados, pero la confianza se apoderó de nosotros y perdimos a varios de nuestros más valiosos hombres….”

-¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo?…. Acribillé a preguntas a mi exhausto compañero.

– Hay más espera.

– Bebe un poco más de té y continua

“En una avanzadillas Eowyn fue apresada por un grupo de esos bárbaros y ahora nos piden una grandísima recompensa o la llevarán a las cortes cristianas que hay al norte de Hispania, tenemos pruebas de que está bien y de que sigue viva. Uno de estos cerdos se acercó con una carta manuscrita por Al Gamir, dándonos muchos detalles sobre su posición actual, sobre su estado de salud y todo cuanto podemos necesitar para su rescate. Estos ignorantes con tal de asegurarse el botín, han cometido un grave error”

Mientras tanto, un poco más al norte de Sierra Morena, entre el cantar de unos pajarillos se oía una voz masculina pidiendo auxilio y clemencia, seguida de un grito de dolor. Después llegó el silencio, justo antes de que su cabeza se separase del resto de su cuerpo. El error de no vigilar a la bella Andalusí durante las 24 horas dio sus frutos. Su amigo aún agonizaba de dolor a consecuencia de los golpes recibidos y de la estocada que Eowyn le proporcionó, sus últimas palabras fueron: “Perdona, sólo queríamos un poco de dinero” La muerte llegó y Eowyn montó en su caballo rumbo a Al-Ándalus.

Pero el hambre y la falta de descanso empezaron a hacer mella en la recién liberada.

Lejos de allí, en Aben Zayde, Thalion y Guadix partieron al ser de día, a todo galope hacia Córdoba, sólo con las paradas justa para recuperar fuerzas. Al llegar allí un grupo de Andalusíes capitaneados por Karim e Ipsabam estaban esperando a los recién llegados para salir en busca de la cautiva.

Sin embargo lo que desconocían era que la cautiva, ya no era tal, se había librado con suma facilidad de sus ineptos captores y viajaba rumbo a su casa muy debilitada, pero aún con vida. Cuando la tarde empezaba a asomar y la temperatura aun bajaba más, escuchó el ruido metálico de espadas y escudos, amén de relinchos de algún que otro caballo malherido. La visión fue espantosa, 4 sarracenos desconocidos contra más de 25 cristianos malolientes en una lucha desigual, aún así el número de víctimas siempre era del bando enemigo. El corazón le empujó a participar en tal vil batalla, pero al bajarse de su caballo su piernas flaquearon y cayó al suelo, sus fuerzas se le habían acabado. No pensó en pedir auxilio, ya que hubiese puesto en peligro su vida. De pronto dejó de ver la luz del sol y un frío atroz se filtró a todo su cuerpo. Eowyn Al Gamir cerró los ojos y su caballo se tumbó junto al cuerpo de la guerrera.

Ipsabam, Sir Manu, Karim y el resto de voluntarios galopaban por toda la sierra siguiendo las explicaciones que Eowyn les dejó marcadas en el manuscrito que envió con el pobre cristiano, que a esas alturas, ya debería estar criando malvas.

Raoh, que era una gran amazona iba siempre por delante para investigar el terreno y cuando decidió emprender el regreso para informar de que todo estaba despejado, escucho a una muchedumbre de cristianos apalear a algún que otro sarraceno. Desenvainó su espada y rápido corriendo hizo una abatida sobre un guerrero de más de dos metros de alto, aunque justo después su estatura menguó lo que le medía la cabeza. Los cuatro guerreros ya estaban atados a sendos árboles y un cristiano traía en su mano el caballo de Eowyn con ella en su lomo.

-Fiesta, hoy toca fiesta… Gritaba sin saber lo que le iba a venir encima.

Raoh, empezó a luchar contra ellos, pero le fue imposible, la superaban en número, así que también fue apresada y amordazada junto el cuerpo casi sin vida de la otra sarracena.

Karim, le comentó a Guadix que empezaba a preocuparse de no tener noticias de Raoh, así que sin mediar palabra, aceleraron más la marcha, siguiendo el camino que ésta le había dicho que tomaría.

En un claro del bosque, se encontraron a cuatro desconocidos sarracenos atados a los árboles, y a las dos andalusíes atadas en la otra parte del campamento.  Los caballos ocupaban el mismo pasto que los de los raptores y en el centro del claro, había una olla con comida y un cochinillo en una hoguera. Entre la comida, el vino y las risas, no prestaron atención al grupo de guerreros de la media luna.

Empezó una batalla bastante equilibrada, con heridos por los dos bandos, pero con un claro vencedor por parte de los rescatadores. Todos los asistentes al festín acabaron muriendo en manos de Ipsabam, Karim, y el resto de compañeros. Empezaron desatando a Eowyn, que aunque seguía viva, su pulso era muy débil y muy lento, después vino Raoh y por último los nuevos sarracenos.  Ipsabam empezó a hacer recuento y entre los salvadores no vio a Guadix. Gritaron para buscarlo, pero no recibieron respuesta.

Cgmemo que así se llamaba uno de los nuevos, señaló una senda del bosque y allí se dirigieron todos.

Guadix, yacía en el suelo con una enorme herida en su brazo izquierdo, había perdido mucha sangre y casi no podía hablar.

El Grupo regresó sin pausa a Al-Ándalus, los heridos, los nuevos y los veteranos hicieron una comitiva bastante numerosa. Al llegar pasar las murallas de Córdoba, Guadix y Eowyn fueron llevados a la enfermería y atendidos con todo lujo de atenciones. Al Gamir, no presentaba graves complicaciones, simplemente tenía hambre y cansancio. Guadix, era el que más peligro tenía había perdido mucha sangre.

Pasaron muchos días y de repente el viejo andalusí recobró el conocimiento, lo primero que escuchó fue una voz conocida y añorada acompañada del dulce olor a té condimentado con limón.

– Estás muy mayor para estas aventuras, te has acostumbrado a tus tareas de despacho y cualquier rasguño lo utiliza para escaquearte de que deberes como guerrero… jajaja

– Hurdanito ¿eres tú? Respondió un recuperado Guadix

– Si hermano, soy yo, toma este té y descansa. Estás vivo de milagro

– ¿Dónde están los demás?

– Todos bien, eres el único quejica que aún está enfermo, así que descansa que ya tengo ganas de ganarte al ajedrez y luego no quiero que digas que te gané porque estabas malo.

– Me basta con estar tuerto, sordo, y manco para ganarte.

– Vale, pues entonces recupérate y me demuestras tu bravuconería frente al tablero, y no pienses que seré bueno contigo porque tengas una heridita de nada, vamos, un rasguño…

– jajaja… no me hagas reír que todavía me duele todo el cuerpo.

– Vale, no te haré reír, te haré llorar cuando sea yo quien  te derrote con una mano atada a la espalda. Venga, tómate el té y descansa, ahora tenemos que salir a defender nuestras murallas. Estos cristianos nunca aprenderán.

La conversación con Hurdanito sanó a Guadix mucho más que cualquier otro medicamento, bueno eso y las raciones de jamón y vino que le iban trayendo todos sus hermanos a escondidas de los otros. Ya que por todos era bien sabido el pequeño vicio que el enfermo tenía.

Aunque ya hacía tiempo que había amanecido, la lluvia y las bajas temperaturas amenazantes de nieve, no dejaban ver el sol con claridad, pero aún así, harto de estar en cama y totalmente recuperado Guadix salió a dar un paseo por su amada Córdoba. “Sigue siendo una de las ciudades más bellas del mundo, eso no lo cambiará nadie” Pensó para sus adentros.

De repente uno de aquellos nuevos guerreros se presentó

– Salam Guadix, me llamo Cgmeno y junto con Lared y Renxu hemos venido desde muy lejos, más allá de los desiertos de Bagdad esperando crecer como hombre y como guerreros de Alá. Siempre había escuchado hablar de la sociedad de Al-Ándalus y hoy por suerte formo parte ella.

– Bien, joven Cgmeno, la última vez que te vi estabas atado a un árbol y yo no tenía esta enorme cicatriz. Así que pasa a mi despacho y mientras tomamos té podrás contarme toda la historia. Es más, deberíais venir los tres y poder tener una plática larga y extensa.  Mi corazón está ávido de conocer mundos nuevos.  Ya que lo más lejos que he estado de Córdoba ha sido en mi Granada natal. Así mientras tanto iré a hacer una visita a un viejo amigo.

– De acuerdo, antes de que anochezca iremos a tu haima con buen jamón y buen vino para amenizar la velada.

-¿Estás loco? Acaso no sabes que el halufo (cerdo) y el vino está prohibido por el Corán

– Lo siento yo pensaba….

– No hay que pensar nada. Respondió bastante malhumorado Guadix,

Pero cuando Cgmeno giró para salir en busca de sus compañeros, escuchó una voz susurrante que le decía “Hixem, es el que mejor mercancía tiene, dile que es para mi y procura mantener el secreto”

Entre risas y timidez Cgmeno fue a buscar a Hixem

Guadix sabía exactamente donde se dirigía, pero al llegar a su destino, se encontró a Raoh y le explicó que Hurdanito, Ipsabam y varios guerreros más salieron en busca de cristianas para divertirse.  Así que decidió esperar hasta la tarde dando un paseo por aquellas calles que jamás pensó que volvería a ver.

Sonó la puerta.

-¿hola? ¿Se puede?

– Pasad, pasad, os estaba esperando.

Los tres soldados entraron y se sentaron siguiendo las indicaciones de Guadix, en la mesa tenían una taza de té, y un sobre.

– Espero que os guste el té, por cierto Cgmeno ¿tienes algo para mi?

– Sí hermano, tengo un presente que he conseguido de manos de Hixem

– Bien, bien, déjalo al final de aquella mesa y siéntate para que podáis empezar vuestra historia.

Tomaron, té, zumo, un poco de vino y muchos dulces, mientras explicaban la historia desde sus orígenes al sur de Bagdad hasta como fueron apresados por comerciantes y puestos en libertad más al norte de Al-Ándalus, contaron también como la fortuna les hizo caer en una emboscada y que de repente un cristiano trajese en un caballo a la que más tarde conocieron como Eowyn. Finalizaron su historia con breves anécdotas de batallas fáciles ya en tierras de Al-Ándalus

-Ahora, abrid vuestros sobres y publicad el contenido por todo Al-Ándalus, aquí están vuestros nombres andalusíes que deberéis utilizar siempre que podáis.

Lared abrió el suyo y leyó:  AL-GHAFFAR EL PERDONADOR

Él es aquél que acepta el arrepentimiento y perdona. Si uno es culpable de la interrupción de la armonía dentro de sí mismo y a su alrededor, lo cual es quizás el pecado más grande, pero se da cuenta, desea e implora la ayuda de Allah para no hacerlo nuevamente, si pide con lágrimas de vergüenza y suplica a Allah al-Ghaffar por absolución, Allah le perdonará y quizás transforme su pecado en una buena acción.

Renxu hizo lo mismo: AS-SAMI EL QUE TODO LO OYE

Él es quien lo escucha todo, lo que viene desde los labios, lo que pasa a través de las mentes, lo que es sentido por los corazones; el crujido de las hojas en el viento, los pasos de las hormigas y los átomos moviéndose a través del vacío. No existe obstáculo que impida al sonido llegar hasta Él, y en medio de un casi infinito número de voces hablando a la vez, no hay ningún rumor que sea registrado menos que otro. «As-Sami», el Escuchador de Todo, es un atributo de perfección, porque el caso opuesto, la sordera, constituye una imperfección. Hay dos niveles de perfección. Uno es la perfección absoluta, el otro es la perfección relativa. La perfección absoluta no depende de medios, condiciones ni limitaciones. La perfección relativa se apoya en los medios y las condiciones, y es limitada.

Y por último Cgmeno hizo lo propio: AS-SHAKUR EL MÁS AGRADECIDO

El es aquél que remunera una buena acción con una recompensa mucho más grande. La gratitud consiste en devolver bueno por bueno. El ser agradecido es un deber del hombre hacia Allah. Él es quien lo ha creado a usted y vertido sobre usted todos Sus dones. Él le ha dejado libre para contemplar sus presentes y para tener gratitud, o para ser cegado por la arrogancia, negando aun Su existencia.

Bendito es aquél que elige el sendero del agradecimiento, gastando lo que Allah ha otorgado sobre él en el modo de Allah. Entonces Allah ash-Shakur retribuye su gratitud con galardones infinitamente superiores a sus buenos actos, y ello a su vez prepara el camino para ulteriores buenas acciones.

Los tres nuevos andalusíes, ya lo eran por deber y derecho. A partir de ahí su vida ya no sería la misma, crecerían como guerreros de Alá y como personas. Y dando su vida en caso necesario por su nueva familia que los acogió sin pedirles nada a cambio.

Volvió el sol.

La primavera llegó a Al-Ándalus y un cansado Karim visitó sin previo aviso los aposentos de Guadix.

– Viejo, amigo… nos vamos haciendo mayores.

– Maestro, pasa, pasa, no te esperaba.

– Guadix, tengo que partir. Me reclaman más allá del Mediterráneo.

– ¿Qué? Te vas a Fez

– Si, Guadix, sí, Mañana emprenderé el que será mi último viaje. Volveré junto con mi hermano. El Califa De Fez

– Vaya, vaya, sigues guardando ese secreto entre nuestros hermanos.

– Sí, sólo tú y el llorado Alwuasil lo saben.

– Todavía recuerdo aquel viaje que hicimos los tres para ver a tu sobrino recién nacido que hoy tendrá….

– 18 años, Guadix, Hoy tiene 18 años.

De repente el tiempo se paró y las mentes viajarón en el tiempo….

– Alwuasil!!!!!! Gritó un joven Guadix, Alwuasil!!!!!!

– Voy, voy, es que estoy terminando unas tareas.

– Seguro que tus tareas tienen piernas y buenos senos. Rieron Karim y Guadix.

Al poco rato y con un hatillo salió un apuesto Alwuasil colocándose bien la chilaba y sonrojado.

– Vamos, vamos antes de que nadie nos vea. Fue lo único que se atrevió a decir el recién incorporado.

Salieron sin que nadie los viese, sin saber el destino exacto, ya que Karim les pidió ayuda a condición de que guardasen el secreto. Sólo sabían que saldrían de Al-Ándalus. Al Galope, los tres jinetes marcharon.

Durante el camino Karim confesó a sus acompañantes el motivo del viaje en forma de historia sin dar en principio más información de la necesaria

Comenzó así.

“Ahora que estamos solos por los bellos caminos de la bella Al-Ándalus, os contaré una historia: Hace algún tiempo, en Fez, hubo un califa que tuvo gemelos de su favorita, y al ser uno de los dos el primogénito tuvieron que decidir quien sería el heredero del trono. Pasaron los años y los hermanos iban creciendo, uno era más hábil con la espada, el otro con los números y las ciencias. Un día de verano, cuando el sol estaba en los más alto del cielo, Hamud al-Nasir, llamó a sus hijos y les contó en la tesitura en la que se había visto inmerso. Uno de ellos habló y dijo: Padre, seré yo el que se vaya, prefiero buscar el favor de Alá por los libros que por la espada.

¿Estás seguro de que quieres sacrificar una vida llena de lujos y placeres?

– Sí padre, quiero viajar a eso que los viajantes e imanes llaman Al-Ándalus.

Está bien, cuando tengas la edad suficiente serás enviado al Califato de Córdoba.

Los dos hermanos volvieron a su casa en silencio, el destino no quería que estuviesen juntos. Su padre, los seguía con tristeza sabiendo que le quedaba poco tiempo en este mundo para disfrutar de ellos, tanto por el próximo viaje de uno como por su viaje sin retorno que estaba más cercano de lo que él mismo imaginaba.

Al acabar ese verano, Hamud falleció y Alhakén tomó el control del pequeño califato de Fez. ….

Alwuasil mientras bebía agua interrumpió a Karim con una pregunta directa que éste respondió afirmativamente.

-¿Tú eres el hermano de Alhakén?

La historia continua.

… Karim se veía obligado a viajar al norte, a unas tierras de las que no tenía noticias certeras y lejos de sus amigos, de su hermano y de Nufayé. La favorita de Alhakén de la que estaba perdidamente enamorado.

El nuevo Califa desconocía por completo estos sentimientos, ya que en caso de haberlo hecho, hubiese dado libertad para que ese amor llegase a buen puerto, pero la timidez de uno y el medio de la otra construyeron un muro insalvable para estar juntos.”

– Bueno y así más o menos termina mi historia, ya sabéis de donde vengo y a donde nos dirigimos. Quiero ver a mi Sobrino recién nacido, que llevará mi nombre Karim Ibn Alhakén.

Tanto Alwuasil como Guadix se quedaron boquiabiertos, al saber del origen de su amigo. Siempre le había rodeado un halo de misterio, pero jamás pensaron que sería algo tan importante como el hermano de un califa y mucho menos que él mismo hubiese podido ser el Príncipe de los Creyentes.

Los tres jóvenes llegaron a Algeciras donde un barco mercante los acogió en sus bodegas a cambio de una cantidad enorme de dinero, que por supuesto pagó Karim. La travesía fue corta y muy dura, ninguno de los tres muchachos estaban acostumbrados a navegar. Aunque sus monturas lo pasaron peor que ellos. Al Llegar a Tánger se encontraron con una ciudad abarrotada de gente, zocos y mezquitas por cualquier lado. El asombro se instaló en el cuerpo de los guerreros. Jamás habían visto tanto ajetreo. Un comerciante les ofreció una espada, una esclava, alforjas, té y “bebida de cristianos”.  Pero no compraron nada, aunque llevaban consigo una gran cantidad de monedas de oro, decidieron ser precavidos y no malgastar sus bienes materiales. Aunque Alwuasil no dejó de mirar a la cautiva hasta casi convencer a sus compañeros para rescatarla del vendedor y atarla a su cintura.

Esa noche pasaron la noche en una posada cerca del puerto, debían reponer fuerzas para una larga travesía por el desierto y pensando en que les tocaría pasar una noche a la intemperie. Cenaron copiosamente y se fueron pronto a la cama acabando el día como manda el Corán, con una oración.

Durante el desayuno les confesó que estaba preocupado por el mensaje de su hermano, nunca jamás le había pedido que lo visitase, pero esta vez el emisario le entregó una nota casi de auxilio, por lo que no tardó en ponerse en camino. También advirtió que sería más lógico dejar los caballos en Tánger y bajar hasta Fez en camellos. Pero había un problema, no conocían a nadie de confianza donde dejar a sus queridas monturas y tampoco querían aventurarse a elegir a tres animales al azar, así que tuvieron que dejar esa parte del viaje en las manos de Alá.

Paseando por la ciudad encontraron varios comerciantes de camellos y según cada uno, su mercancía era la mejor. Decidieron aceptar la oferta de un tal Muadib Al Mutakabbir que habló con ellos durante una hora y sus ojos reflejaban sinceridad. Entre charla y té, el sol llegó a lo más alto del cielo y Muadib los invitó a una taberna cerca donde dar placer a los cinco sentidos, gustosamente los tres aceptaron, ya que se habían propuesto emprender el viaje al salir el sol, y de eso ya hacía mucho tiempo.

La noche la pasaron en la casa de su nuevo amigo y comprendieron que no había problemas en dejar ahí las monturas más adecuadas a su amada Al-Ándalus que a las dunas de los desiertos.

Muy temprano, cuando el sol ni había salido, tres andalusíes salieron con tres buenos camellos repletos de víveres y provisiones para pasar el día.  Comenzaba la última parte del viaje de ida. La vuelta ya sería otra cosa.

El sol iba subiendo por el cielo, al mismo tiempo que la temperatura. Las palabras y las historias empezaron a escasear, estaban demasiado acalorados como para hacer un esfuerzo en balde. Siguiendo las indicaciones del comerciante llegaron a una zona rocosa donde se podía descansar bajo alguna que otra sombra. Allí comieron, bebieron y rezaron para fortalecer la mente y el cuerpo hasta la siguiente parada, que nunca sería más tarde de la puesta de sol, y al igual que encontraron este paraje rocoso, a unas cuatro o cinco horas encontrarían un lugar similar siempre siguiendo las indicaciones de Muadib.

Alwuasil fue el más desconfiado de todos, con respecto a su guía, principalmente porque le ofrecieron acompañarle en el viaje y rechazó la oferta, a pesar de la buena cantidad de oro que se hubiese llevado.

El día empezaba a terminar y la segunda zona rocosa se veía a lo lejos, Tanto Guadix como Karim empezaban a darle la razón a Alwuasil aunque sólo en silencio. Pero justo antes de exponer su opinión en voz alta, Karim divisó a lo lejos lo que parecía un montón de piedras gigantes colocadas de forma irregular. Habían llegado al lugar donde pasarían la noche.

Los tres se alegraron mucho de aquella visión y aceleraron el paso de unos camellos que no notaban la cabalgata. Llegando a una ladera vieron varías hogueras encendidas, rodeadas de gente con chilabas negras y grandes sables curvos en el cinto.

–    ¡Maldita sea! Son Tuaregs. Dijo Guadix asustado.

–    Estamos en peligro amigos, respondío Karim.

–    ¿Ahora que hacemos? Se atrevió a preguntar Alwuasil que pensó que le habían tendido una trampa, aunque no quiso echar más leña al fuego.

Mientras estaban escondidos esperando una solución, un fuerte golpe derribó a Guadix de su camello, una piedra le cayó desde lo alto de un cerro, sus acompañantes no tuvieron tiempo de reaccionar. Una decena de hombres con las espadas desenvainadas los apresó y sin casi mediar palabra los ataron a varias rocas.

De repente Guadix abrió los ojos y vio a sus compañeros y a él mismo totalmente acordonados. Mientras tanto sus captores estaban rebuscando por todas las alforjas y serones de los camellos, no encontraron el dinero, pero sí los víveres y el agua.

–    Es muy arriesgado viajar en grupos tan minoritarios por este desierto. Dijo en voz alta alguien sin ni siquiera girar la cara.

–    Vamos a Fez, a ver a mi hermano.

–    A tu hermano, y ¿Quién es tu hermano?

–    Un comerciante de telas, viejo enfermo y que está arruinado.

–    Que casualidad, de que sea viejo y arruinado, me apuesto mi espada a que será un rico comerciante rico y con varias espoasas.

–    ¿Por qué nos reteneis? De donde venimos a los únicos que atacamos son a los cristianos. Preguntó de manera altiva Alwuasil

–    ¿De dónde venís?

–    De Al-Ándalus, respondió sin bajar el tono de su voz

–    Vaya, vaya, son muchas las historias que se escuchan de aquel lugar. ¿Son ciertas?

Karim con su sabiduría y su buen estar respondió que unas eran ciertas y otras no tanto. Y empezó a describirle como era la ciudad de Córdoba y todo lo que la rodeaba, cuando quiso darse cuenta tenía a todo el grupo totalmente ensimismado en su historia. Hasta que sin venir a cuento preguntó el motivo de su rapto.

–    No tenemos nada contra vosotros, simplemente nos ganamos la vida así, somos nómadas y no tenemos lugares donde plantar verduras o donde puedan pastar nuestros animales.

–    Soltadnos, simplemente somos tres viajeros, y ahora  estamos hambrientos, entre otras cosas porque nos habeis robado la comida y Alá todopoderoso nos dijo que había que darle de comer al hambriento.

Guadix no sabía exactamente porque dijo aquello, pero uno de los tuaregs miró a otro y éste hizo una señal. A los pocos segundos los secuestrados estaban sentados a la hoguera como uno más de ellos, con la única diferencia del color de sus ropajes y de su hambre casi infinita. Entre charla y charla, el sueño fue venciendo a todos y ya sin miedo de perder algo más que la comida todos acabaron dormidos.

Por la mañana temprano Karim habló con Idries Ibn Mula, el cabecilla de los tuaregs. Les otorgó una libertad que jamás debería habérsela quitado, le devolvió algo de comida y los emplazó para verse nuevamente en el desierto pasadas unas lunas.

Partieron al sur, rumbo a Fez.

Cuando el estómago ya empezaba a rugir de hambre los tres andalusíes divisaron las murallas de Fez. Habían llegado a su destino. Lo primero que hicieron fue dirigirse a la mezquita mayor guiados por un enorme minarete. Allí le preguntaron al Imán donde podía estar el Califa.

–    ¿El Califa? Está gravemente enfermo. Fue apuñalado a traición por un desconocido y ahora se debate entre la vida y la muerte, ha perdido mucha sangre. Alá lo reclama en su reino.

–    ¿Qué? ¿Por qué?. Respondió un asombrado Karim.

–    ¿Quién eres tú para preguntar por él? Aunque no te conozco, tu cara me es familiar.

–    Soy Karim Ibn Hamud

–    Sabía que volverías, los sabía, acompáñame. Te llevaré hasta tu hermano. Tu Sobrino es quien ahora se hace cargo de todo, tan solo tiene 18 años, pero es un muchacho muy valiente y decidido. Tiene la sangre de tu padre.

Cuando llegaron a palacio encontraron al hermano gemelo de Karim tumbado en un lecho, flanqueado por sirvientes y concubinas.

–    Alhakén, hermano

–    Karim… Sabía que vendrías. Ábrazame. Y que salgan todos de mis aposentos.

Durante un largo periodo de tiempo los hermanos se quedaron solos y hablaron largo y tendido. El único próposito de Alhakén era que su hermano ocupase su lugar, ya que su hijo era demasiado joven para tan alto cargo y la corte estaba llena de espias. Pero Karim rechazó la oferta, aunque antes quería tener una conversación con su sobrino. Alhakén mandó llamarlo.

De repente en la sala se encontraban dos hombres casi idénticos y un tercero que parecía una copia rejuvenecida de ellos. El día tocaba a su fin y el moribundo Califa empezó a toser sangre. Su hora estaba llegando.

–    Karim, hijo mio, sigue tú mi legado bajo el tutelaje de tu tio, que lleva tu mismo nombre. Él es un hombre sabio y sabrá guiarte por los caminos correctos de Alá. Karim, hermano mío, ayuda a mi hijo en su peligrosa y dura tarea y haced que el nombre de mi padre no desaparezca.

–    Tranquilo Papá, no permitiremos que eso ocurra. Descansa.

–    Hermano, Nufayé me contó que estaba enamorada de ti, justo antes de morir, si me lo hubieseis contado….

–    Alhakén, hermano, era tu favorita y tú ibas a ser el califa, no podía hacer nada.

–    Siempre lo compartíamos todo. ¿por qué me guardaste ese secreto?

–    Descansa hermano, descansa. Mañana lo hablamos.  Karim Ibn Cherif, nombre que había adoptado para no ser perseguido, sabía que ese mañana no llegaría al salir el sol.

Alhakén murió poco después en los brazos de su hijo.

Tras un mes en Fez y con todos los cabos atados, Karim retomó el camino que empezó muchos años atrás, esta vez iba acompañado de buenos amigos y de una treintena de soldados de Califa de Fez para protegerles de los Tuaregs. El camino de regreso a Tánger pasó sin ningún problema, aunque la pena de Karim por la pérdida de su hermano no iba a desaparecer nunca.

Al llegar a Tánger, fueron a buscar a Muadib para recuperar sus caballos y entregarle la otra parte del dinero prometido. En la cuadra del comerciante estaban los tres equinos lustrosos y bien alimentados. Y un cortés Alwuasil le pidió disculpas por haber dudado de él.

–    No quiero vuestro dinero, dijo el comerciante

–    ¿Cómo? Es un trato, y los tratos hay que cumplirlos. Replicó Guadix.

–    Quiero ir con vosotros a Al-Ándalus, quiero conocer el paraíso.

–    Muadib, Al-Ándalus no es el paraíso, pero es lo más parecido. Serás bien recibido. Sonrió Karim mientras tomaban un poco de vino a escondidas.

Aquellla noche Tánger fue el paraíso. Bellas mujeres y buenos banquetes. Dos días después partieron para Algerciras.

Guadix, sabía que al dejar marchar a Karim, dejaría marchar algo más que un jefe, algo más que un amigo, pero sabía que no podía convencerlo de que abandonase la idea. Su sobrino había tenido gemelos y quería que le ayudase a cuidarlos al igual que el abuelo de Karim hizo con él y con su hermano Alhakén.

–    Guadix, tengo que irme, en dos días me esperan en el puerto de Algeciras

–    Karim, que Alá te acompañe. ¿Cuándo regresarás?

–    No lo sé, quizás nunca.

–    No digas eso, tu sitio está en Al-Ándalus.

–    Te equivocas, mi sitio está con mi familia.

–    Pero nosotros somos tu familia.

–    No me lo pongas más difícil, amigo mío. Dile a todos……… no sé, dile lo que se te ocurra, siempre has tenido imaginación, pero por favor, nunca reveles mi auténtica identidad.

Los dos amigos se despidieron entre lágrimas y Karim se dirigió hacia la puerta sur de su amada Córdoba. Una vez cruzada la puerta, miró hacia atrás y mientras se secaba una lágrima de su ojo, le dio a Lazlos un golpecito para que empezara a galopar rumbo a su nuevo destino.

Guadix cerró la puerta de su haima, hirvió un poco de agua y empezó a beber té mientras su mente empezaba a viajar. Terminó la bebida y montó a su caballo. Galopó toda la noche.

Al día siguiente cayó una fuerte tormenta de agua en Córdoba y con el paso de los tiempos se descubrió que Guadix dejó escrito que fue Alá se entristeció y lloró por dejar a su paraíso huerfáno.

Ahora nuevas sangres y nuevos guerreros son los que impiden el avance cristiano a las orillas del Guadalquivir.

9 respuestas to “Una historia inventada”

  1. Karim Says:

    No se como lo haces pero consigues que llore, meses después de todo… Mardito.

    (espero que hayas borrado ya esa horrible foto de falso mini…)

  2. Tengo una botella de Spira 2005 Marqués de casa Pardiñas, esperando para abrirla. Por cierto, si no sabes como va tu creación, utiliza a Guadix para verla. Espero que te acuerdes de la contraseña.

    Es más, te voy a llevar la botella de vino en el Mini Clubman Cooper S de 2009, aunque tenga que robar un banco para comprármelo.

    Ahora en serio, vuelve de puntillas aunque sólo sea para que veas como está tu Al-Ándalus, tienes libertad para hacerlo.

    Besitos.

  3. Iluque Says:

    Guadix eres un crack. Entro para ver cotillear un poco y me encuentro con esta historia. Me ha encantado y como dice karim hasta se me han saltado las lagrimitas.

    Jamás me arrepentiré de haber entrado en este juego porque como bien dices no somos solo pj, somos amigos, familia…. y me encanta tener a gente como vosotros en ella.

    Os quiero.

    Besitos.

    PD: Karim vuelve!!! Has visitas de vez en cuando…

  4. uru_killer Says:

    no lo e leido del todo…no puedo tng examen mañana, pasado y el viernes, pero prometo hacerlo…aunque leyendo en diagonal, no me ha parecido leer mucho uru por hay…..mal e mal…
    bueno solo decirt ek espero k vuelvas aunk sea a despedirte.gracias por todo, si no deje el juego hace tiempo kiero k sepas k fue por estos tres personajes de aqui, y en especial por ti, me encantaba leerte…ya se me fue karim, espeor k tu tambien no. un saludo

  5. uru_killer Says:

    ya lo e leido…..iujuuuuuuuuuuuuu!!!!!!!!!!esto to xulo como siempre….y aunk el principio lo habai leido ya como unas ochocienta veces(si k le as sacado partidoe….)el final no, y em a encantado, un saludo catacrac nos vemos(ol l menos lo k escribimos) cuando kieras, puedas, y te dejen..ta lue

  6. Solo ha pasado 1 año ???? Amigos cada vez que me conecto y leo esto, me asaltan unos recuerdos de añoranza magnificos… Son imborrables y los recordaré mucho tiempo…

    Karim

  7. Karim, Karim…

    Yo hace mucho que dejé el juego de manera casi radical y perdí el contacto con todos los jugadores. No me arrepiento de haber jugado, pero el dichoso Holy War, me superó y a veces pasaba más tiempo en el ordenador que en la vida real. Sinceramente me alegra de que sólo haya sido una etapa de mi vida, que espero no vuelva a volver. Es más, no aconsejaría a nadie que se metiese en un juego así. Ahora hay días que ni siquiera enciendo el ordenador y mi excaso tiempo libre lo utilizo para mi Scalextric o la bicicleta. La lectura la dejo para el camión.

    Espero que seas feliz y que te sigas pasando por aquí por lo menos una vez al año. Besitos.

  8. No has cambiado tu foto eh ? Te veo más guapo aun y todo…
    Lo pasado, pasado es… pero no hay que dejar de acordarse de la parte positiva, que es, sin duda, haberte conocido…

    Bueno, bueno, te informo, el mini vuelve a estar en plena forma… 2 años sin tocarlo y el muy cabroncete consigue pasar la ITV sin problemas…

    [IMG]http://www.uploadfilesystem.com//viewimage.php?file=/imagenes/09/12/02/eZ050981.jpg[/IMG]

    Karim

  9. Gracias por tus palabras, sobre tu coche sabes que sólo tengo una sensación ENVIDIA y no de la buena precisamente…. El Mini, el 911 y puede que el Ford T sean los mejores coches de la historia.

    No te digo que del juego no me queden cosas positivas, de hecho, en la retina conservo muchos y muy buenos recuerdos y una gran cantidad de risas y buenas conversaciones, pero como ya te he comentado, esa etapa ha pasado. Si volviera para atrás lo único que haría sería intentar hacer un mini campeonato de Ajedrez, entre tú, yo y Alwuasil. Pero creo que eso será en otro momento.

    Se feliz y gracias por tus visitillas. De todo corazón te digo que me alegran.

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